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Arte en Grecia Clásica. Belleza del cuerpo. Arte y pensamiento.

Arte en Grecia Clásica: El Discóbolo de MirónEn torno al siglo VIII a.C. Grecia salió del colapso producido por la decadencia de la civilización  Micénica y comenzó a desempeñar una función clave en el concierto de las civilizaciones desplegadas alrededor del Mediterráneo.

Esta recuperación fue más allá de todo lo imaginable, pues representó el comienzo de una larga historia de éxitos en los que la cultura y el arte griegos se convirtieron en la escuela del Imperio Romano y, por ende, contribuyeron a sentar las bases del pensamiento y modo de vida de la civilización occidental.

Arte en Grecia Clásica: distintos detalles del Discóbolo

Los primeros modelos

El arte griego es una continua carrera hacia el triunfo del realismo. Desde una etapa inicial eminentemente esquemática, que tiene sus primeras  manifestaciones en la cerámica y las artes plásticas, se pasa a la observación y plasmación de la belleza del cuerpo y, posteriormente, de la  expresión.

Ejemplo de esta primera etapa de la renacida Grecia son los kouroi, prototipos de la escultura del siglo VI a.C. en los que el cuerpo es una  abstracción anatómica de un joven de excelencia física y moral, con cabello largo aristocrático, hombros anchos, cintura estrecha, muslos potentes y labios congelados en una eterna sonrisa de satisfacción. Solían ser de tamaño natural o, incluso, colosal, y tenían una clara
influencia
de la escultura hierática egipcia, en la que se representaba la efigie de un varón de pie, con faldellín, cabeza y tronco simétricos, brazos estirados y pegados a los costados y la pierna izquierda ligeramente adelantada, simbolizando la vida, pues es el lado que corresponde a la  ubicación del corazón, generador del movimiento.

Un ejemplo lo tenemos en una pequeña estatuilla procedente de Naucratis, Egipto, probablemente de manufactura chipriota, del año 560 a.C., característica de las islas Cícladas, fechada en el III milenio a.C., que representa a una mujer de rasgos completamente abstractos.

El período clásico

En el siglo V a.C. llega el momento del clasicismo, considerado por muchos autores como la época cumbre de la actividad artística y cultural de la antigua Grecia. El realismo se apodera de la escultura, se distingue entre pierna de apoyo y pierna libre, entre carga y descarga, aparece el  equilibrio en movimientos contrapuestos de los brazos y las piernas, la toma en consideración de los músculos tensos y relajados, inevitables en la representación natural de un organismo humano que adopta una posición determinada. En palabras de John Boardman, hasta el siglo V a.C. el realismo en el arte griego era literalmente superficial. Las figuras no transmitían más que la suma de sus partes, delineadas y yuxtapuestas con bastante exactitud. La observación más atenta del cuerpo llevó a superar el detalle, profundizar en la estructura y comprender cómo se mueve un cuerpo.

Los griegos estaban convencidos de que a través de la representación del hombre se podían también transmitir valores ideales: junto a la perfección de un cuerpo sin defectos, la perfección del espíritu, el pensamiento y la acción. Estas relaciones, realizadas en la práctica, se  explicitan teóricamente en el Canon de Polícleto. Este escultor de Argos estudió lo que siempre había preocupado a los escultores griegos, las proporciones del cuerpo humano, es decir, del hombre desnudo de pie. Su planteamiento tomó forma en una de sus obras más importantes, el Doríforo (portador de la lanza), conocido a partir de varias copias romanas sobre el original griego en bronce.

Podemos analizar sus formas a partir de una réplica romana del siglo I d.C. de este atleta victorioso, realizada en mármol sobre una obra perdida de este escultor. Representa a un joven que ha traspasado la pubertad, con un esbelto cuerpo bien modelado y una postura buscada, para lograr mayor efecto, en la que carga firmemente el peso sobre una pierna, elevando así la pelvis y logrando una amplia curva en el torso, acentuada  por la perpendicular divisoria del tórax. El rostro mira hacia abajo, ajeno al espectador, lo que confiere al joven vencedor las cualidades de modestia y templanza.

Un problema para el conocimiento de la escultura griega radica en que la mayoría de esculturas se hicieron en bronce y no han llegado a nuestros días más que a través de copias en mármol realizadas en época romana, de ahí la importancia que tuviera el hallazgo casual en el año 1972, frente a las costas de Riace, Calabria, de dos estatuas originales, fechadas hacia mediados del siglo V a.C. Original es también la estatua de Apolo del frontón occidental del templo de Zeus, en Olimpia, en la que aparece representado el Dios con un lenguaje formal que responde a la nueva concepción del hombre, aunque se traten de autores anónimos, estos hallazgos permiten confirmar el triunfo de este planteamiento artístico.

Es hablando de Olimpia como nos vamos acercando a la representación en mármol del Discóbolo de Mirón.

Los Juegos Olímpicos: el ejemplo del Discóbolo de Mirón

El culto al cuerpo y la belleza tenía en los Juegos Olímpicos uno de sus máximos exponentes. Los grandes centros olímpicos estaban llenos de monumentos conmemorativos a los vencedores, a menudo obra de escultores famosos. El centro más importante lo encontramos en el  santuario de Olimpia, uno de los cuatro donde se celebraban las fiestas "panhelenas" que unían a todas las gentes de habla griega. Los festivales religiosos solían incluir competiciones deportivas que atraían a los atletas y espectadores de todo el mundo griego, lo que daba a los triunfadores un prestigio incomparable que les acercaba a los dioses.

Realismo en el movimiento de la escultura griega

La estatua del Discóbolo fue probablemente la ofrenda de un atleta que había triunfado en esta disciplina deportiva. Se desconoce si el bronce original estaba en Olimpia, Delfos o en otra parte, pero lo importante es su realización. El artista plasma el momento en el que el atleta toma el impulso para lanzar el disco.

Este instante plásticamente congelado implica el antes y el después, dotando a la representación de una tensión extraordinaria. La proverbial vivacidad de las estatuas de Mirón se refleja en la torsión del cuerpo, en el giro de la cabeza y en el ímpetu del movimiento.

Mirón, que había nacido en Eleuteras, en la frontera del Ática y Beocia, tuvo como maestro a Ageladas, quién se dice que instruyó también a Fidias, cuyo taller estaba ubicado en Olimpia, y a Polícleto. Los escritorios griegos le sitúan en el umbral del realismo, aunque sin expresar emoción.

Discóbolo

Son varias las copias que nos han llegado de esta obra, que, según Luciano, tenía la cara vuelta "encorvado en la postura de quien se prepara a lanzar, vuelto hacia la mano que sostiene el disco y doblando un poco la otra rodilla, como dispuesto a levantarse y lanzar".

La única copia conservada hasta nuestros días con la descripción de Luciano es la que se muestra en el Museo de las Termas de Roma con el nombre de Discóbolo de Lancelotti.

El período helenístico

Tras la muerte de Alejandro Magno, en el 323 a.C., el lenguaje formal del arte griego perdió su relativa unidad. El hecho de enfrentarse a las culturas y mentalidades orientales, determinó un cambio brusco de los presupuestos formales y de contenido. En época helenística se llega a aplicar fórmulas marcadamente realistas en el tratamiento de la superficie escultórica. El resultado es una nueva vivacidad en el movimiento, una expresividad inmediata y fresca y un resplandor sensual, todo ello dirigido a los sentimientos y a los afectos del observador. Pasamos del ideal griego de la belleza del período clásico al puro realismo, como relato de la vida de los griegos.

Escultura helenísticaEl arte se acerca así a los hombres, a lo cotidiano, alejándose de los modelos divinos o triunfadores para reflejar la realidad, pura, tal y como la observamos, plasmando la vejez, la lujuria, la ira o la muerte, ampliando así la gama de temas y de estilos para representarlos. Adquiere un vigor especial el retrato, de personajes públicos o anónimos, cuya personalidad queda reflejada para siempre.

Autor del artículo y fotografías (colaborador de ARTEESPAÑA):
Mario Agudo

 

 

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* Última actualización de "ARTE EN GRECIA CLÁSICA. BELLEZA DEL CUERPO. ARTE Y PENSAMIENTO" en marzo de 2010