Arte
Rococó
El estilo Rococó
nace en Francia a principios del siglo XVIII y se desarrolla durante
los reinados de Luis XV y Luis XVI.
Ha sido considerado
como la culminación del Barroco, sin embargo, es un estilo
independiente que surge como reacción al barroco clásico
impuesto por la corte de Luis XIV. El rococó a diferencia
del barroco, se caracteriza por la opulencia, la elegancia y por
el empleo de colores vivos, que contrastan con el pesimismo y la
oscuridad del barroco.
Es un estilo
aristocrático, revela el gusto por lo elegante, lo refinado,
lo íntimo y lo delicado. Armoniza con la vida despreocupada
y agradable que la sociedad ansía y se desentiende de cuestiones
religiosas. Es un arte mundano, sin conexión con la religión,
que trata temas de la vida diaria, no simboliza nada social ni espiritual,
sólo superficialidad. Por todo esto se considera al Rococó
un arte frívolo, exclusivo de la aristocracia.
Se
difundió rápidamente por otros países europeos,
sobre todo en Alemania y Austria y se seguirá desarrollando
hasta la llegada del Neoclasicismo.
Defición
del Arte Rococó
El término
rococó proviene de la palabra francesa "rocaille"
(piedra) y "coquille" (concha), elementos de gran importancia
para la ornamentación de interiores.
Lo importante
es la decoración, que es completamente libre y asimétrica.
Muestra su predilección por las formas onduladas e irregulares
y predominan los elementos naturales como las conchas, las piedras
marinas y las formas vegetales.
Características
del Rococó
En arquitectura,
los edificios mantienen un trazado externo simple, sin embargo,
en el interior la decoración se desborda. El rococó
impone la acumulación de elementos decorativos basados en
líneas ondulantes y en la asimetría. Alcanza mucha
difusión el gusto chino, que había entrado en Europa
con las piezas de porcelana, telas o lacas, y que decorará
los salones occidentales con sus temas más representativos.
En pintura,
los temas más abundantes son las fiestas galantes y campestres,
las historias pastoriles, las aventuras amorosas y cortesanas. Las
composiciones son sensuales, alegres y frescas, predominan los colores
pasteles, suaves y claros. La mujer se convierte en el foco de inspiración,
ya que es la figura bella y sensual.
El
Arte Rococó en España
Arquitectura
Rococó
El rococó
en España se inicia durante el reinado de Felipe V (1700-1746),
favorecido por el estilo churrigueresco, que había llevado
al barroco al recargamiento ornamental. Su influjo fue limitado,
ya que fueron muy pocos los contactos que España mantuvo
con el rococó europeo y especialmente con Francia y Alemania.
El ejemplo más
temprano de arquitectura rococó es la portada de la catedral
de Valencia, realizada por el alemán Conrad Rudolf. Dividida
en tres cuerpos y coronada con un frontón curvo, alterna
el ritmo cóncavo en sus calles laterales con el ritmo convexo
en la central.
La fachada del
palacio del marqués de Dos Aguas, diseñada por Hipólito
Rovira se compone de dos partes bien diferenciadas y separadas por
el escudo del marqués. En la parte inferior, se describe
la alegoría de los dos ríos valencianos, el Turia
y el Júcar, y en la superior, aparece una hornacina que alberga
una escultura de la Virgen con el Niño. Una movida decoración
de inspiración vegetal recorre toda la fachada.
La catedral
de Cádiz, proyectada en 1722 por Vicente Acero es la obra
más representativa del rococó español. Acero
sigue los esquemas renacentistas de la catedral de Granada de Diego
de Siloé, por eso su interior se estructura en tres naves.
La cabecera cuenta con una girola en torno a la capilla mayor, que
es de planta circular y que se cubre con una cúpula sobre
tambor.
La fachada,
flanqueada por dos torres de planta octogonal, se organiza en tres
calles. La central, que se remata con un frontón triangular,
es convexa y las laterales son cóncavas.
Otro ejemplo,
es la fachada de la catedral de Murcia, de Jaime Bort.
Junto a estos,
hay que destacar el empleo del estilo rococó en los proyectos
decorativos de los interiores de los palacios de la Familia Real,
como en el Salón Gasparini del Palacio Real de Madrid.
Pintura
Rococó
En cuanto a
la pintura, son escasos los artistas españoles cuyo estilo
puede calificarse como propiamente rococó. Destacan Luis
Meléndez y Luis Paret.
Luis Paret y
Alcázar (1746-1799) pintó escenas galantes y cuadros
costumbristas de carácter amable, con tonalidades brillantes
de gran efecto decorativo que lo convierten en el representante
más importante de la pintura rococó en española.
Entre sus pinturas destacan El baile de las máscaras, Las
Parejas Reales o Fiesta en el Jardín Botánico. Para
Carlos III también realizó una serie de vistas de
puertos y marinas del Cantábrico.
Escultura
Rococó
Respecto a la
escultura, el estilo provoca en España la aparición
de ciertos rasgos que se incorporan al vocabulario básico
del Barroco, pero que no llegan a modificarlo. Entre ellos, una
mayor dulzura e intimismo en la interpretación de los temas
y un mayor aprecio por lo pintoresco y por los detalles más
triviales.