Obra
y biografía de Eduardo Chillida
Eduardo
Chillida Juantegui es el escultor vasco más destacado del
siglo XX, continuador de la tradición de Julio González
y Pablo Picasso. Nació en 1924 en San Sebastián, era
el tercer hijo de Pedro Chillida y su mujer, la soprano Carmen Juantegui.
Fue portero
de fútbol en la Real Sociedad, pero a causa de una lesión
tuvo que dejarlo. A los diecinueve años inició los
estudios de Arquitectura en la Universidad de Madrid, estudios que
abandonará para dedicarse a la escultura.
Su actividad
comienza en torno a 1948, cuando se traslada a París. Allí
entabla amistad con Pablo Palazuelo. Sus primeras esculturas son
obras figurativas, torsos humanos tallados en yeso como Forma,
Pensadora, Maternidad, Torso o Concreción.
En todas ellas, el punto de partida es la escultura griega arcaica,
pero se aprecia ya su preocupación por la forma interior
además de tener un marcado sentido monumental. Los juegos
de volúmenes y los valores de la masa lo acercan al lenguaje
de Henry Moore.
Empezó
a modelar obras figurativas, pero poco a poco tendió hacia
formas más abstractas. En 1949 realizó Metamorfosis,
obra que ya puede ser considerada abstracta.
En 1950 regresa
a San Sebastián, se casa con Pilar Belzunce y se instalan
en Villaines-sous-Bois, un pueblecito francés. Cuando nace
el primero de sus hijos regresa definitivamente a San Sebastián
y comienza a trabajar en Hernani en una fragua.
En Hernani,
el hierro introduce un cambio fundamental en su trayectoria. Emprende
entonces un ciclo de esculturas no imitativas, yendo en aumento
su preocupación por la introducción de espacios abiertos.
Huye de la imitación de la naturaleza y va en busca de la
creación e invención. Cada una de sus obras plantea
un problema espacial que trata de resolver con la ayuda del material,
según las características o propiedades del mismo.
Ilarriak
(1951), es su primera escultura abstracta. Significa "piedras
funerarias" y está inspirada en las estelas funerarias
y en los aperos del pueblo vasco. Se aprecia la relación
entre la masa maciza del monolito y el espacio que señala.
Centrado en
el empleo del hierro ejecutó a veces unas obras de macizo
aspecto y otras más aéreas. Siempre intentando captar
el espacio a base de ritmos geométricos que lo estructuraban
arquitectónicamente. Algunos ejemplos son Peine de los
vientos, Música de las esferas, Oyarak (Eco)
y Espacios sonoros.
En Peine
de los vientos la naturaleza interviene como un elemento más,
sin forzarla. Recurre al viento y al agua, intentando que todos
formen parte de la escultura.
Para las puertas de Aranzazu busca chatarras y desechos industriales
que puedan servirle. No pretende hacer unas puertas donde se coloquen
esculturas, sino que ellas mismas sean las esculturas.
En 1957 abre
una nueva etapa de experimentación. Hasta entonces, en su
lenguaje predominaban las líneas horizontales, verticales
y curvas y ahora adoptará ritmos lineales más movidos
e inquietos, de difícil comprensión. Ejemplos: Hierros
de temblor o Ikaraundi (Gran temblor), donde el material
férreo se extiende en el espacio sin tratar de capturarlo.
También
elabora Rumor de límites, Modulación del
espacio, la serie de ensayos Yunque de sueños,
o la serie Abesti Goroa (Hacia lo alto). Son variadas composiciones
que asentadas en rudos bloques de granito o madera, parecen extender
sus ritmos al espacio con gran ligereza, a pesar del material, que
no lo oculta.
En un primer
momento, el hierro fue el material preferido para la búsqueda
espacial, pero posteriormente introdujo otros materiales como la
madera, el hormigón, el acero, la piedra o el alabastro.
En la serie Alrededor del vacío, emplea el acero.
El mismo material que en Gnomon, Iru Burni o Elogio
de la arquitectura.
Chillida optará
por unos materiales u otros de acuerdo a las posibilidades estructurales
de los mismos.
Elegirá
el alabastro, cuya cualidad pone en relieve con la ayuda de la luz
para hacer referencias a la Arquitectura. La serie Elogio a la
luz, compuesta por trece ensayos de ortogonales volúmenes,
cuyas paredes están atravesadas por breves y estrechos corredores
que, rectos y curvos, juegan con la luz y la sombra.
Desde la década
de 1980, se especializa en la instalación de piezas de grandes
dimensiones en espacios urbanos o en la naturaleza, que contraponen
la masa y el espacio. La serie Lugar de encuentros son enormes piezas
que aparecen suspendidas en el aire colgando de cables de acero.
En la última
parte de su vida, el propio Chillida constituyó el museo
Chillida-Leku, en el caserío de Zabalaga, Hernani. Es una
construcción tradicional vasca remodelada por el escultor
y rodeada de un gran espacio de jardines que alberga la obra del
artista.
Le quedó
pendiente el proyecto de la montaña de Tindaya, en
Fuerteventura, pues no llegó a realizarse antes de que el
escultor falleciera en 2002.