Obra
y Biografía de Giotto di Bondone y la Escuela Florentina
Giotto
di Bondone nace en torno a 1267 al Norte de Florencia, en la aldea
de Vicchio. Era hijo de un campesino y durante su infancia fue pastor.
Los datos que
conocemos sobre su vida no son muy fiables, ya que la información
que poseemos se debe a las crónicas de sus contemporáneos.
No sabemos con exactitud ni la fecha de su nacimiento, ni cuáles
fueron sus maestros, ni la datación de muchas de sus obras.
Fue discípulo
del pintor florentino Cimabue, que era el artista más conocido
de la época. Sus biógrafos relatan, que en ocasiones,
cuando Giotto cuidaba de sus ovejas, dedicaba parte de su tiempo
a dibujarlas. Un día, Cimabue pasó por allí
y quedó tan impresionado con el talento natural de Giotto,
que decidió llevárselo con él para ejercitarlo
en el arte de la pintura.
Sus primeros
años de aprendizaje transcurrieron en el taller de Cimabue,
y pronto comenzó a recibir sus propios encargos, la mayoría
eran trabajos religiosos.
Las
primeras obras que se le atribuyen son dos series de frescos en
la Basílica de San Francisco de Asís. La orden
franciscana quería rendir homenaje con su iglesia al santo
fundador.
En el primer
ciclo, en la parte alta de las paredes del templo desarrolla temas
bíblicos, y en la parte inferior de los muros, escenas de
la vida de San Francisco de Asís.
Se tratan de
veintiocho episodios de la vida del santo, escenas de su vocación,
sus milagros y predicaciones, sus retiros de penitencia, las relaciones
con sus compañeros, su muerte y los diversos milagros logrados
por su intercesión. En todas ellas, las figuras expresan
la agitación espiritual que les produce la presencia de la
santidad de San Francisco.
Giotto crea
escenas verosímiles donde las figuras se insertan de forma
natural a través de arquitecturas o de un paisaje abierto,
en el lugar donde transcurren los acontecimientos narrados. Individualiza,
además, a los personajes con características y rasgos
propios.
Ejemplo: El Milagro de la Fuente.
El arte de Giotto
fue extremadamente innovador. Representó a la figura humana
con líneas amplias y redondeadas, en perspectiva, y abandonó
la figura plana y bidimensional de los estilos gótico y bizantino.
La dotó de volumen, peso y naturalismo, lo que indica una
mayor preocupación por el naturalismo.
Su manera de
representar el espacio de manera realista, supone un paso adelante
en la historia de la pintura y hace que se le considere como a uno
de los primeros artistas que contribuyen a la creación del
Renacimiento italiano. Sus obras fueron el punto de inflexión
entre el arte bizantino de la Baja Edad Media y el realista y humanista
que floreció en el Renacimiento.
Sus composiciones
son de profunda emotividad, capta personajes en crisis, bajo presión
o tomando gravísimas decisiones espirituales.
Viajó
por casi toda Italia y fue solicitado por los personajes más
poderosos del momento, príncipes, altos dignatarios eclesiásticos,
mercaderes, banqueros y comerciantes.
Los frescos
para la Capilla de los Scrovegni, en Papua, son el punto
culminante de su madurez artística. Al edificio también
se le ha llamado Capilla de la Arena, ya que está construido
sobre las ruinas de una arena o anfiteatro.
Los frescos,
que cubren por completo la única nave de la capilla, muestran
representaciones del Juicio Final, La Anunciación,
escenas de la Virgen y sus padres y de la vida de Cristo.
En el fresco
del Juicio Final, sitúa la enorme figura de Dios en
el centro de la composición y compara las imágenes
de los condenados con las de los bienaventurados.
Giotto pintó,
por debajo de las escenas de la vida de Cristo, catorce alegorías
de Vicios y Virtudes. Los Vicios están en relación
con la parte izquierda de la pintura del Juicio Final, donde se
representa a los pecadores condenados al infierno, y las Virtudes
con la parte derecha, en la que aparecen los bienaventurados. El
mensaje que quiere darnos es que los vicios conducen al infierno
y las virtudes a la salvación.
En La deposición
de Cristo, situado en la pared norte de la capilla, plasma un
drama conmovedor y real. Los santos muestran su dolor, la madre
agarra el cadáver contra su cuerpo de forma trágica,
María Magdalena, con los ojos llenos de lágrimas,
sujeta sus pies y San Juan, aparece con gran gesto de dolor. Un
árbol solitario y sin hojas en la colina del fondo, sugiere
el horror de la muerte.
En El Beso
de Judas, Giotto organiza la emoción de toda la escena
en torno a la imagen central, donde se encuentran el traidor y el
traicionado. Los rostros tienen gran importancia, ya que a través
de la expresión facial de los personajes expresa la emoción
humana
Realizó
también las pinturas de la basílica de la Santa
Cruz en Florencia. En la capilla Peruzzi representa la
vida de San Juan Bautista y de San Juan Evangelista. En la capilla
Bardi, escenas de San Francisco de Asís.
Otras obras
son la Madonna de Ognissanti, también llamada Virgen
Entronizada, de gran humanidad y el crucifijo de la Iglesia
de Santa María Novella en Florencia.
El último
encargo que recibió, hacia 1334, fue la dirección
de los trabajos de la catedral de Florencia y de las obras urbanísticas
de la ciudad. En esta última etapa de su vida, Giotto diseñó
el famoso campanile (campanario) de la catedral de Florencia, pero
no lo pudo ver terminado ya que falleció el 8 de enero de
1337.