Biografía
y obra de Hans Memling
La obra de Hans
Memling tiene unas características similares a las de Gérard
David. Memling fue un pintor de influencia gótica, cuyo origen
fue alemán, aunque también trabajó en Brujas.
Su obra se nos
muestra aún salpicada con detalles de primitivismo, pero
ya organiza el espacio de forma lógica. Gusta de simplificar
las escenas.
Algunas obras
de Hans Memling son:
Tríptico
de la Epifanía.
En la tabla
central aparece la Epifanía. El Portal de Belén es
representado como un espacio interior. Hay una ventana que muestra
el paisaje. Los colores empleados son brillantes.
Esta pintura
sobresale por el complejo planteamiento de la luz puesto que hay
un portal trasero que muestra el paisaje con un foco de luz y hay
otro foco de frente a la escena.
Se trata de
una pintura narrativa, de posición horizontal y simétrica,
en el que el punto central de la escena en torno al cual gira todo
es la Virgen con el Niño.
Adquiere gran
importancia el detallismo y minuciosidad extrema en las ornamentaciones
y vestimentas.
Los trípticos
laterales muestran el Nacimiento de Cristo y la Presentación
en el Templo, dentro de un paisaje urbano. Existe una evidente desproporción
entre las figuras.
Virgen
de la leche. Se trata de un cuadro de busto, ocupando todo el
espacio. El paisaje se muestra muy detallado y el dibujo es muy
preciso, como si lo hubiera realizado con punzón.
Arqueta para
los restos de Santa Úrsula. Se trata de una obra encargada
para la Catedral de Brujas.
Incluye pinturas
que relatan la vida de la santa (práctica habitual en los
sarcófagos y sepulcros románicos y góticos).
Es llamativo su pequeño tamaño y la minuciosidad con
que está realizado.
Tapas del
tríptico de la Natividad. Es un buen ejemplo de perspectiva
conseguida a partir del enlosado del suelo, aunque no llega a ser
clásica. Hay gran verticalidad de las figuras y estructura
de paréntesis mediante las puertas.
Adán
y Eva. Son las tapas de un tríptico. Remiten a un modelo
clásico, sobre todo la figura de Eva. Hans Memling juega
con volúmenes muy suaves, que pueden recordar a las pinturas
de Durero (siglo XVI).
Donante.
Estamos en presencia de un retrato que ya no nos recuerda al retrato
medieval. Es una pintura muy personalizada, de gran realismo. La
cabeza muestra aspecto escultórico (recuerda a Donatello).
Se cuida la captación psicológica del rostro. Se emplea
una luz tenue que provoca pocos contrastes.