Megalitismo
en España
Introducción
al megalitismo
Durante el Neolítico,
con la aparición de la agricultura y la ganadería,
actividades fundamentales para la evolución, la vida se hace
sedentaria y se habita en comunidades. Esto supone el desarrollo
de la arquitectura, ya que se pasa de la protección de las
cavernas a la vida al aire libre. Las viviendas no han llegado hasta
nuestros días, pero sí las obras de tipo funerario,
denominadas construcciones megalíticas.
El término
megalitismo procede de las palabras griegas mega, grande y lithos,
piedra. Se denomina así al fenómeno cultural localizado
en el Mediterráneo occidental y la Europa atlántica,
que tuvo lugar desde finales del Neolítico hasta la Edad
del Bronce y que se caracteriza por la realización de construcciones
arquitectónicas con función funeraria mediante grandes
bloques de piedra llamados megalitos. Eran utilizados para enterramientos
colectivos.
Tipos
de construcciones megalíticas
Los tipos básicos
son el dolmen y el menhir.
La
palabra menhir proviene del bretón, significa piedra larga.
Consiste en una única piedra clavada en el suelo verticalmente
y su finalidad es la de fijar el alma de los muertos. En algunas
ocasiones están agrupados en hilera, se les denomina entonces,
alineamiento, o también pueden presentarse formando círculos,
constituyendo un crómlech.
Más complejo
que el menhir es el dolmen, término que también procede
del bretón y que significa mesa de piedra. Está formado
por varias losas en posición vertical, clavadas en la tierra,
sobre las que se apoya una losa colocada horizontalmente. A veces
se recubren con tierra formando un túmulo. Predominan en
la zona norte peninsular, desde Cantabria hasta los Pirineos catalanes.
El dolmen
de Ardaitz, en Navarra, es un dolmen que consta de un túmulo
de piedras, cubierto de hierba y de bojes. Tiene en el centro una
cámara compuesta por tres losas, sobre las que descansa una
gran cubierta.
Una variedad
más compleja es el dolmen de corredor y cámara, que
consta de un pasillo o galería que conduce hasta una o dos
cámaras. La estructura se cubre con grandes piedras a modo
de dinteles o con falsa cúpula (por aproximación de
piedras).
A veces, pueden contar con una cámara secundaria más
pequeña que se comunica con la principal mediante otro corto
pasillo. En todos los casos, este tipo de construcciones están
recubiertos por un túmulo de tierra de varios metros de diámetro,
como colinas artificiales, que les dan aspecto de cueva.
Son típicos
en el sudoeste de la península, y posteriormente, se extendieron
hacia el norte, llegando hasta la ribera del Duero. En Antequera
(Málaga), se conservan los ejemplos arqueológicos
más importantes.
Dolmen de
Viera, en Antequera, Málaga. Es un claro ejemplo de Dolmen-sepulcro
de corredor de grandes dimensiones, cubierto por un túmulo
de arcilla. La cámara mortuoria es cúbica, de planta
cuadrada, formada por grandes losas encajadas entre sí.
Dolmen de
El Romeral, en Antequera. Se trata de otro ejemplo de dolmen-sepulcro
de corredor. Su característica principal es la utilización
de la técnica de aproximación o falsa cúpula
para las cubiertas de las dos cámaras sepulcrales que tiene.
Un largo corredor
de acceso nos lleva a la primera cámara. En su fondo se abre
un acceso para el paso a la segunda cámara, más pequeña,
pero de iguales características. Estaba destinada a presentar
las ofrendas. Destaca la gran losa del suelo, a modo de altar, bajo
la cual se encontró parte del ajuar de este dolmen.
La novedad en
el aspecto constructivo reside en la utilización del aparejo
pequeño para realizar el corredor y la falsa bóveda,
mientras que las grandes piedras se utilizan en la cubrición.
El dolmen
de Menga, también en Antequera es un dolmen de plano
irregular, es decir, no hay separación clara entre pasillo
y cámara, pareciendo ésta un mero ensanchamiento del
pasillo. La zona considerada como "cámara sepulcral",
se sitúa al fondo. Está cubierto por un túmulo
de tierra.
Los Millares
es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes.
Es un poblado neolítico fortificado que cuenta con una destacada
necrópolis situada fuera del poblado. Alberga más
de cien tumbas colectivas, en las que se enterraban a los miembros
de un mismo clan con sus ajuares personales, armas, herramientas,
adornos, cerámica, ídolos, etc. La mayoría
de los sepulcros eran "tholoi" con corredor, aunque también
había sepulturas en cuevas, así como construcciones
circulares y sin corredor.
En las Islas
Baleares se desarrolló un caso muy particular durante la
Edad de Bronce, la cultura de los talayots, taulas y navetas.
Los talayóts
son torres de planta cuadrada o circular, con función militar
defensiva. Pueden encontrase aislados o anexos al amurallamiento
de un poblado. Entre los mejores conservados se encuentra el de
Torello en Mahón (Menorca).
La taula es
una gran losa apoyada en otra en forma de "T". Se denomina
así por su forma de mesa. Su función debió
ser ceremonial, aunque también se ha sugerido su carácter
funerario ya que podrían haberse utilizado para la exposición
de cadáveres con la finalidad de que fueran descarnados por
las aves. Éste era un ritual seguido por algunos pueblos.
Destaca la de Torralba d'en Salert en Alayor (Menorca).
Por último,
las navetas, deben el nombre a su forma de nave o barco invertido.
Tienen planta rectangular pero presentan un ábside semicircular
en el lado menor opuesto al de la entrada. Sirvieron de sepulcro
colectivo, formado por un pasillo que desemboca en una o dos cámaras
superpuestas. Un ejemplo es la naveta dels Tudons en Ciudadela (Menorca).